domingo, 12 de abril de 2015

Obra de arte.

Tus manos se asoman al lienzo en blanco como si de saludar a quien te aterra conocer por primera vez se tratase. Todo parece ser un tenso ejercicio de transportación, complicada logística que se lleva a cabo; el pensamiento debe ir directo a la punta de tus dedos, delicadamente, sin interrupciones. Cual delicada cirugía, no quieres que nada vaya mal. Y por supuesto, nada es perfecto, algún contratiempo surgirá y quién sabe cuál sera tu reacción, pero será todo menos rendirte. No te puedes permitir eso.

Pero en cuanto el lápiz toca la hoja de papel, el pincel el lienzo, apenas el cuerpo empieza a perseguir su exhaustiva coreografía, y el instrumento a regalar vibraciones, todo aquello parece no existir. Aquél ejercicio ha rendido sus frutos y como arte de magia los sentimientos que, tal vez por mucho tiempo, tal vez por poco, estuvieron encerrados golpeando el interior de tu cráneo, y de tu corazón, por fin se encuentran danzando, de una u otra manera. La pintura sirve de testigo para ti mismo, el grafito se acomoda en el papel para hacerte honor; cada movimiento de tus manos, de tu cuerpo, de tu boca, se encarga de regañar al estómago y arrebatarle la potestad de hacerte sentir agobiado. Tal vez al igual que la materia, los sentimientos no se crean ni se destruyen, sólo se transforman.

Al final tu obra de arte yace, aunque inerte, viva, esperando a ser admirada; a ser descubierta. Tú conoces cada rincón, cada detalle, cada acento y cada tono, y al mismo tiempo no conoces absolutamente nada de ella. La obra de arte se vuelve una proyección desconocida de aquello que siempre has comprendido, como aquella persona con la que nunca sostuviste una conversación y parecías saber todo de ella. 

Sublime perspectiva de la naturaleza, ella nos crea: ella se crea. El arte es paradoja, el arte es sentimiento. El arte es la cálida proyección de lo que eres, en ese momento, y siempre. El arte es el eco que dejas en el aire.

Y quienes la conocen, quienes la dominan, han descubierto una gema, y se han vuelto eso mismo.

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